“En
la CONMEBOL todo el mundo sabía lo que pasaba, o al menos lo sospechaba. Pero
eso no impedía que tuviéramos vida social. Incluso participábamos en torneos
sociales de fútbol. Yo jugué varios. Se solían celebrar en la hacienda de
Marcelo Toyotoshi, el dueño de Toyota en Paraguay. Era íntimo de los dirigentes
de la Confederación Sudamericana y era el patrocinador de la Copa Libertadores.
Una de las grandes fortunas de América.
Allí jugué partidos en los que había
gente como el expresidente de la Federación de Chile y también miembro de la
FIFA o Juan Ángel Napout, el actual presidente de la CONMEBOL, que era el
delfín de Leoz y que fue presidente del Cerro Porteño. Jugábamos al fútbol y
luego hacíamos un asado. Todo tenía una apariencia normal”.
Pero
no lo era. Por lo menos dentro de la Confederación Sudamericana que manejaba
Leoz. Basta con echar un vistazo al patrimonio que amasó el exvicepresidente
primero de la FIFA durante sus 26 años al frente de la CONMEBOL. Decenas de
fincas, coches, propiedades e incluso barrios casi enteros, como el de Villa
Morra, muy cerca de Herrera, donde ahora está en arresto domiciliario a la
espera de su extradición a Estados Unidos. “Ellos, para maquillar, compraban
edificios enteros, haciendas y autos. En el caso de Leoz, lo compartía casi
todo con su esposa, María Clemencia”.
¿Daba
para tanto? “Daba para casi todo lo que uno quisiera comprar”, dice el
Confidente X, que habla de una partida “gruesa, de diez millones de dólares
americanos (aporta el recibo bancario del ingreso por esa cantidad) que fue
depositada en la cuenta corriente de la CONMEBOL, la número 1280/7, y de la que
se fue sacando dinero en distintas cantidades, de manera seguida y regular, a
su propia cuenta personal, la 1596/2 del Banco do Brasil”. “Esos diez millones
de dólares llegaron desde la compañía TT Sports Marketing, con sede en Estados
Unidos, y fueron transferidos a Paraguay por el Brasilian American Merchant
Bank en Nueva York”. Por eso la Fiscalía General de los EE UU rastrea esta
partida de dinero.
El
caso de Leoz era del de Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como. Además del
edificio del Banco do Brasil, que compró el 4 de octubre de 1998 por 953.000
dólares de entonces, en la relación aparecen compras por millones de guaraníes
y dólares americanos. Una fortuna para casi medio centenar de propiedades en el
país.
Pero
algunos de sus más estrechos colaboradores tenían familiares que hacían de
testaferros. Es el caso de su secretaria personal, Irmina Ortiz de Ezcurra, que
llegó a tener, junto a su marido, Gilberto, una flota de catorce automóviles:
seis Toyota (entre ellos, tres modelo Land Cruiser), cinco Mercedes Benz, un
Chevrolet, un Randon y un Mitsubishi L200. Por cierto, la mayoría de color
azul.
Irmina
es una persona clave en el entramado de la CONMEBOL. Secretaria personal de
Leoz, además de su flota de automóviles vivía en una de las mejores casas de
Asunción “un palacio inmenso, más grande que el que más te puede impresionar en
Europa” dice el Confidente X, que recuerda que “era un casoplón de los más
admirados en Asunción”. La secretaria de Leoz, según X, “es clave porque
conocía las cañerías de la Confederación y movía los hilos del entramado”. Ella
era la persona de confianza de Leoz. Irmina, según el relato, “trabajaba con
muchos bancos en el país, donde movía el dinero en guaraníes. Pero también
ingresaba cantidades en dólares en Panamá, a nombre de su hermana”. En los
documentos que aporta también hay traspasos a bancos panameños desde la cuenta
183806 del Banco de Brasil de Asunción a su sucursal de Ciudad de Panamá a
nombre de Gladys Galeano.
Datos gracias a As.com
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