El
presidente de la FIFA, Joseph Blatter, reelegido el pasado viernes en Zúrich,
ha presentado esta tarde la dimisión rodeado de decenas de casos de corrupción.
"Mi mandato no cuenta con el apoyo de todos", ha declarado el
dirigente suizo que convoca un congreso extraordinario para elegir sucesor, al
que no se presentará.
Blatter,
de 79 años, anunció su decisión este martes, seis días después de que el FBI
destapase un caso de corrupción que supuso la detención de hasta siete miembros
de la junta directiva de la FIFA. A las pocas de ser reelegido en el congreso
de la FIFA como gran triunfador, Joseph Blatter compareció ante la prensa para
destacar dos ideas: que él era el hombre indicado para recuperar la confianza
en el organismo que controla el fútbol mundial; y que los casos de corrupción
que han escandalizado al mundo no le afectaban directamente ni a él ni a la
organización que dirige desde 1998. “Los delitos cometidos se circunscriben a
América del Norte y del Sur. Nos vemos afectados porque las personas detenidas
ocupaban cargos en la organización, pero la FIFA no tiene un papel directo”,
insistió entonces el recién reelegido presidente en la sede del organismo en la
ciudad suiza de Zúrich. Las prácticas que Blatter considera "casos
aislados" son, según el Departamento de Justicia de EE UU, corruptelas
“desenfrenadas, sistémicas y arraigadas”.
“No
necesitamos una revolución, sino una evolución. Me hacen responsable de esta
tormenta. De acuerdo. Asumo la responsabilidad y estoy dispuesto a seguir
adelante”, anunció el suizo que, pese a llevar cuatro décadas en la cúpula de
la FIFA y presidirla desde 1998, dijo que se le había hecho corto su paso por
la organización. “¿Qué es el tiempo? A mí me parece que ha sido muy poco el que
he pasado en la FIFA”, dijo. Blatter lanzó solo una propuesta concreta: crear
una oficina que reúniera a futbolistas, ligas y clubes profesionales, una
iniciativa interpretada como un golpe directo a la UEFA.
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